viernes, 27 de marzo de 2020

Tiempo de pandemia: Prisas

(Es tiempo de pandemia. Tiempo de emociones y miradas intensas. El único objetivo de estas entradas es el de satisfacer una necesidad que a veces calificaría de terapéutica. Reflexiones y opiniones que le vienen a uno a la cabeza cuando la cabeza no para)



Hay poco tráfico estos días en la carretera. Algunos coches, camiones y furgonetas con logotipos de empresas de mantenimiento, construcción, fontanería....Estos días no tengo prisa. Como no hay atascos, salgo más tarde que nunca y llego tan pronto como acostumbraba. Llego a las rotondas donde suelo parar y ceder el paso y ahora tengo vía libre. Aun así, todos los días hay algún coche que me adelanta a bastante velocidad, como si fuera con prisas. Miro el salpicadero del coche y soy consciente de que voy despacio, como si no tuviera prisa por llegar al destino. El destino no es tan incierto como dicen. Tras mi viaje tranquilo me esperan decenas de llamadas, valoraciones clínicas, explicaciones, recomendaciones, cuidados, Voy despacio.

Y otros van con prisas. ¿Quién puede tener prisa en los días en los que todo está parado? ¿Nos quitaremos la prisa a partir de ahora? ¿Será otra la escala de valores? 

Salgo de la burbuja del mundo  y entro en el centro de salud. Dentro el tiempo no está detenido y vuelven las prisas y la premura.. Prisa por acometer las llamadas, por ir borrando nombres del ordenador, por ir comprobando que nadie está ya en lo inevitable. La lista de llamadas por hacer es engañosa,  parece que disminuye, y en algún momento de la mañana vuelve a alargarse. Como el virus que parece que no tiene prisa, hasta que llega un punto en el que todo se acelera, y lo que era
contención y vigilancia pasa a ser prisa.

Prisa porque todo termine, siendo consciente de que todavía queda. Prisa por volver a tener prisa.

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