viernes, 22 de enero de 2021

Tiempo de pandemia: Vacuna

 (Es tiempo de pandemia. Tiempo de emociones y miradas intensas. El único objetivo de estas entradas es el de satisfacer una necesidad que a veces calificaría de terapéutica. Reflexiones y opiniones que le vienen a uno a la cabeza cuando la cabeza no para)



Es época de doblar curvas. Doblar curvas
hasta cerrar el círculo. Cerrar el círculo para dejar dentro  todo lo vivido. 

Espero cerrar mi círculo pronto. Cerrar para no olvidar. Dejaré dentro el recuerdo de personas que ya no están porque no supimos, porque no sabíamos, ...de caras y miradas de miedo y preocupación. Dejaré la sensación extraña de estar separado del mundo por máscaras, pantallas, batas, doble guante. Dejaré la incomodidad apenas percibida, la concentración intensa en cada dato, en cada palabra, en cada forma de respirar. 

Dejaré cada historia escuchada, la de las pérdidas, la de las curaciones, la de las secuelas. Me seguiré sintiendo depositario de cansancios, dificultades para respirar, dolores musculares. Nunca más el 37 será un número inocente, lo recordaré como la frontera que hace saltar el sistema cuando se supera. Dejaré cada ocasión en la que a través  del teléfono me han preguntado que tal estaba, qué tal estaban los míos. Recordaré cada vez que me han dado ánimos, cada vez que me han dicho gracias, cada vez que me han dicho que las llamadas (esas a las que algunos no quieren dar valor) de cualquiera del equipo les aportaban tranquilidad y que les hacía sentirse cuidados. 

Dejaré angustias y sensaciones de falta da aire. No las que provoca el virus, sino las que aparecen cuando alguien cercano se tambalea, cuando el trabajo peligra, cuando el negocio cierra. Dejaré noches ajenas sin dormir, dejaré las noticias que se decide no ver, dejaré la fragilidad. Y dejaré la convicción de creer en una medicina que tiene que acoger  tanto a los relatos como a los datos. Porque estos meses lo han sido de relatos. 

Dentro del círculo quedará el equipo, aquel en el que trabajo habitualmente y los que circunstancialmente se crearon al principio de la pandemia. Y haré extensivo el concepto de equipo a aquellos que parecían estar en la periferia pero son esenciales: personal de limpieza, taxistas, policías, servicios municipales. Dejaré dentro a mis compañeras enfermeras que han trabajado y trabajado y trabajado. Y trabajado. Y dejaré la sensación de sentirme orgullosos de esos equipos y de estar en la atención primaria, la que no tiene fotos impactantes, la que no brilla, la que siempre está ahí.

Dejaré la confusión, el sentirme perdido, el miedo de no estar a la altura, el miedo de llevar el miedo a casa, el miedo de no contagiar a los míos, el miedo a no contagiarme. Dejaré los altibajos de ánimo, la irritabilidad, la frustración, la impotencia. Dejaré los comportamientos inaceptables y los ejemplares. Me quedaré con la experiencia de haber transitado territorios de mí mismo en los que nunca antes había estado.

Y una vez cerrado el círculo con todo eso dentro, lo guardaré en un lugar en el que pueda mirarlo de vez en cuando. Intentando recordar, intentando comprender, intentando no olvidar que somos vulnerables. Intentando vivir.

Hoy ha sido un primer paso. Espero que llegue pronto a todo el mundo.