lunes, 14 de marzo de 2016

Los relatos robados




Treinta y cinco relatos. Podría ser otra manera de definir la jornada laboral. ¿Qué pensarán justo antes de entrar en la consulta o cuando oyen mi voz en el teléfono? ¿Tendrán ya preparado lo que me van a contar? Algunos relatos parecen construidos en el momento, otros se intuyen más elaborados, pensados. Los hay construidos y perfeccionados en la medida que ya han sido contrastados en varias ocasiones y no entendidos. Relatos construidos contra la incomprensión. Relatos, en definitiva, donde encajan síntomas,y valoraciones, emociones y datos, algunos respetando la cronología, otros desordenados, escurridizos, ininteligibles , o claros y diáfanos los menos.

Disfruto de esos días de preguntas abiertas. De los días en que aparece el tempo y la calma de las preguntas abiertas. Las dejas sobre la mesa y en vez de aparecer respuestas aparecen relatos. Me fascinan esos momentos en los que todo va encajando, y en el libre discurrir de un discurso titubeante van apareciendo las claves  de lo que en realidad está sucediendo. Son momentos en los que se tiene la sensación de estar en al menos dos o tres consultas a la vez. La formal, la explicita, la que está encima de la mesa, y la otra, la que se esconde entre gestos, entonaciones, posturas y miradas.Y tiene uno que elegir con tiento y prudencia con cuál se queda, cuál es la que toca abordar en ese momento.

Se encienden las alarmas cuando hay colisión de relatos, Pacientes, familiares, enfermeras o médicos comunicándose en longitudes de onda diferentes. Esa intuición de que lo que está ocurriendo no vale y de que habrá que dejarlo para mejor ocasión. Saber parar y resolver lo urgente esperando un mejor momento para lo importante. Las preguntas cerradas son aquellas de lo urgente y las abiertas las de lo importante.

"...estaría dispuesto a decir que el terapeuta puede intentar promover en el paciente la libertad para ser dueño de su propia biografía; que esa sensación de libertad o de dominio- y lo que le permite obtener- pueda acabar siendo más importante que la historia en sí" le escribe  J.M Coetzee a A. Kurtz, Y pienso en cuantos relatos les habré "robado" hoy a mis pacientes para suplantarlos por alguno mío. Al fin y al cabo con los relatos propios siempre se siente uno más seguro.

¿Cuántos relatos habéis oído hoy? ¿Que habéis hecho con ellos?

martes, 1 de marzo de 2016

Patrones de pensamiento y práctica clínica



El asunto es más o menos como sigue. Funcionamos en la consulta con patrones de pensamiento. Imaginemos que cada patrón de pensamiento es como  una ficha que creamos en nuestra base de datos. Ya desde estudiantes vamos configurando estas fichas desde conocimientos teóricos. Es algo necesario pero insuficiente. Cuántas veces nos hemos dicho que en la realidad las enfermedades no se presentan como en aparecen descritas en los libros! Durante nuestro periodo de formación como MIR equilibramos teoría con práctica y vamos haciendo acopio de dichas fichas a velocidad de vértigo. Es probablemente uno de los momentos dónde más crecemos en sabiduría. Si se reflejara en una gráfica es probable que la adquisición de conocimientos en esta época siguiera una curva exponencial. Y luego es nuestra experiencia y nuestra formación la que, por una parte, re-elabora los patrones de pensamiento adquiridos y, por otra, va incorporando nuevos, ya sea con más carga teórica o más carga práctica.

¿Qué es lo que decide que "creemos" una ficha nueva? ¿Qué criterios utilizamos para crearla y para almacenarla?¿Cómo se realiza ese proceso? La frecuencia de la presentación de los casos clínicos, la importancia o relevancia  de los mismos, los valores propios y del entorno en el que trabajamos, la autoridad que otorgamos a las personas o las fuentes en la que encontramos el conocimiento, el impacto emocional sea positivo o negativo asociado a la experiencia, algunos datos o características complementarias o colaterales que acompañan a las situaciones, ....estas, entre otras, son características que pueden dejar su huella o etiqueta en el corpus de sabiduría que vamos conformando. La importancia de éste paso es máxima porque las etiquetas son las que nos permitirán recuperar la información o acceder a ellas más o menos fácilmente. Las que harán más eficiente nuestro conocimiento.

Vayamos entonces con el tercer acto. ¿Cómo recuperamos toda esa información? ¿Cómo aflora la ficha necesaria en cada momento? ¿Es la ficha exacta o la que más se parece a la que necesitamos la que muchas veces nos viene a la cabeza? Estamos todo el día decidiendo a lo largo del día y en todos los entornos de nuestra vida. Continuamente nuestro cerebro hace cálculos de probabilidades y  toma decisiones en función de éstos. Una consulta médica o de enfermería no es diferente, lo que ocurre es que decidir, junto a percibir, es el elemento central de nuestro trabajo. Si alguien entra un frío y lluvioso día de Febrero a la consulta y nos cuenta que tiene fiebre alta, dolor de cabeza y que se encuentra fatal porque le duele todo el cuerpo el diagnóstico de "gripe" enseguida vendrá a nuestra mente. Es una gripe. ¿Es verdaderamente una gripe? Realizamos algunas comprobaciones con las preguntas clínicas y con la exploración y confirmamos que no parece ser nada más. Así que Febrero + fiebre alta + mialgias+ que todo el mundo está igual ....es gripe. Y todo eso lo hacemos más o menos de modo automático. En ocasiones, el recuerdo reciente un caso que parecía gripe y al final era una neumonía o un ambiente en el entorno de una amenaza posible aunque improbable como puede ser la aparición de un caso de infección por virus Ébola hace que nuestro proceso de pensamiento y deducción se ralentice y los automatismos pierdan relevancia en favor de una mayor atención a los datos clínicos y un modo de pensar más analítico, consciente, y con una red de seguridad más amplia.

El asunto es, mas o menos,como aquí he expuesto. Pero, como se intuye, no todo ni siempre es tan sencillo. Pero sí que es, al menos para mí, fascinante.

Seguiremos.....

(reflexiones a propósito de leer Pensar rápido, pensar despacio. D Kahneman)