jueves, 30 de noviembre de 2017

Ahora lo entiendo mejor



"Ahora lo entiendo mejor" Mirando los garabatos hechos torpemente en la hoja en blanco no tenía yo muy claro que de allí se pudiera sacar nada en claro. Pero el caso es que bien porque la explicación le había permitido ordenar ideas o porque los dibujos eran feos pero didácticos decidió que sí, que operarse era la mejor opción. En pocos minutos hablamos de la sorpresa que sintió cuando le dijeron que tenía que operarse e ir pensando en la jubilación anticipada. Hay sorpresas que noquean. Las manos manchadas de la grasa del taller, imposible de quitar ni con jabón ni con serrín y agua como se hacía hace años. Lo que soy siempre ha sido lo que he trabajado y ahora, en un minuto me dicen que cierre, que vaya pensando en no volver. Desde que era un chaval. Y cuando se dio cuenta del silencio y levantó la mirada se encontró con una mirada impaciente detrás de la mesa. Dijo que operar no. Pero en casa le dijeron que se lo pensara, que lo consultara aquí, que igual hablando conmigo....Y lo miro. Lo miro desde un lugar ajeno a esa consulta e intento comprender todo lo que conlleva para  él esa decisión. "¿Y cómo ves dejar el trabajo ahora? ¿En qué ocuparías los días? ¿Qué te gusta hacer?" Me dice su mujer que a ver que va a hacer ella con él en casa todo el día. Y ahora son sus ojos los que miran a algún lugar en un futuro en  el que no quiere estar.
No hay mucho en su historial médico. No suele ir al médico. ¿Y para qué? ^¿Para que le digan que ya no vale? "Entonces pido cita otra vez y le digo que lo he pensado y que he decidido operarme. ¿no?"

sábado, 11 de noviembre de 2017

La recaída

Me avisó su marido un día que vino a la consulta:
-Dice mi mujer que tiene que volver. Que no se le olvida, pero que no encuentra el momento.
-Dile que esté tranquila. le contesté, y que aquí le espero. Que baje cuando quiera. Sin problema.
Y en ese breve intercambio de frases quedaba expuesto el problema.

Maite estuvo acudiendo a la consulta durante un tiempo con el objetivo de bajar peso. En unos meses consiguió perder más de 12 kilos. Vivió contenta el proceso, ganó en confianza, autoestima, y aunque lo sabía tampoco parecía que para ella era lo más importante, en salud.
Las visitas eran breves: pesar, confirmar la buena evolución, algún que otro refuerzo positivo y estrategia para posibles dificultades futuras. Y hablar un poco de la vida. de su vida. Durante ese tiempo y en esas periódicas consultas. nos fuimos conociendo.

Perdió peso, su tensión arterial se normalizó, y espaciamos las visitas. Tanto las espaciamos que dejo de venir. Intuía yo un cierto agotamiento del proceso. Por un lado la bascula se estancó. Por otro, y esto era un pensamiento mío personal, se deslizaban una cierta sensación de que no todos los problemas se iban resolviendo según los kilos desaparecían. Llego época de vacaciones. Cierto acomodamiento mutuo.Fueran esas u otras las razones, Maite ya no volvió.

Ahora su marido me anunciaba el regreso e imaginaba a Maite con una mezcla de apuro, falta de confianza, incluso vergüenza, posponiendo con mil y una excusas la posibilidad de volver a la consulta. Si la idea era trabajar para perder peso, el problema no sería saber que hacer para conseguirlo. Trabajar esa sensación de culpa y derrota se convertía en la clave para volver a retomar una vida saludable.

Cada vez que perdemos el hilo de un trabajo de superación personal tendemos a vivirlo acompañado de una sensación de fracaso. Nos fijamos en el "otra vez no fui capaz" y no en el "durante un tiempo, lo conseguí" Recaer es algo consustancial a la vida, es parte de un proceso.Retomar los buenos hábitos aprovechando la experiencia del camino recorrido es un reto motivador. Porque "como pude, podré, y además soy más sabia."
Si algún día Maite aparece por consulta, tendremos que ser capaces de convencerla de ello.