Ayer fue lunes. Y fue como casi todos los
lunes. Estamos en época de virus y éstos días se suman a la fiesta del caos de ese día. Los
lunes son días de indemorables o urgentes. De consultas indemorables o urgentes
quiero decir. No sorprende el caos del lunes porque se va haciendo rutina pero
ayer me llamaba la atención que hubiera urgentes cuando hoy, el anodino martes,
había bastantes huecos en la agenda.
Es un clásico el asunto de los urgentes que
no lo son, de los indemorables que aparecen cuando menos lo esperamos aunque
nunca nos sorprendan, de lo que nos suelen molestar, etc….Tan clásico que da
para unas cuantas entradas sobre tópicos y soluciones imposibles y eurekas
improbables.
La educación del paciente o ciudadano en
cuanto al buen uso de los servicios sanitarios en general y de los de urgencias
en particular es una de las estrategias que más se recomiendan. Explicar al
paciente los síntomas y signos de alarma, los tiempos prudentes de espera, las
medidas terapéuticas que pueden tomar en primera instancia hasta ver si el
cuadro clínico se soluciona o no, y algunas otras cosas de ese tipo son las que
hacemos para prevenir en futuras ocasiones consultas urgentes innecesarias (¿)
Me gusta preguntar a la gente que viene
como urgente y siempre que no haya síntomas que causen mucho disconfort como el
dolor, la fiebre alta o un malestar general objetivo, los motivos por los que
considera que tiene que ser atendido en es emomento sin poder esperar un día, en
ocasiones unas horas, más. La primera cosa que me llamaba la atención es lo difícil
que resulta hacer esa pregunta sin que mucha gente se sienta incomodada. Desde la
misma pregunta la gente se consideraba juzgada cuando mi intención era
meramente exploratoria. Me costó pero creo haber aprendido un poco a modular la
forma de indagar motivos evitando que el malestar sentido invalide las
respuestas.
El siguiente hallazgo, obviamente con la limitación
de que es solo desde la percepción personal, que me sigue pareciendo relevante es que en la
mayoría de esos motivos, el elemento determinante para decidir acudir de manera
urgente a la consulta tiene que ver con valores y creencias acerca de lo que les puede estar ocurriendo y del funcionamiento del sistema sanitario más que con el
conocimiento o desconocimiento de la gravedad de los síntomas padecidos.