domingo, 28 de diciembre de 2014

Narraciones encontradas

Acudimos a un taller sobre medicina y ética narrativa impartido por Maite Cruz (@maiteazules ) y Elena Serrano (@eserrano) en el 25 congreso de entrevista clínica y comunicación asistencial. Guarda uno un buen recuerdo de lo vivido, y un sentimiento de utilidad de lo aprendido cuando ideas, conceptos o interrogantes, aparecen con cierta cadencia a lo largo del tiempo espontáneamente, sin invocarlos. Y eso es lo que me viene pasando a mí desde entonces.

Se llena la consulta cada día de historias. Cada persona trae implícita la suya propia, obviamente. Esas se nos muestran y las conocemos de acuerdo a la continuidad de la asistencia médica. Los años y los acontecimientos vitales construyen ante nuestros ojos una biografía de las personas que atendemos. Con retales de apenas diez minutos vamos conformando, a veces un collage, sin aparente línea argumental, que en fogonazos nos transfiere información. Otras veces cada visita es una escena y la línea argumental es más diáfana. En todo caso, siempre con retales, momentos puntuales como piezas básicas con las que construimos dicho relato.

Y cada uno de esos retales, de esos motivos de consulta, ordenados, mezclados, de uno en uno o presentados a coro, son una historia en si misma. En este caso hay un narrador definido: el paciente, que nos cuenta el por qué de su visita, que nos lo cuenta de un modo determinado, poniendo los acentos dramáticos en lo que es más importante para él, que ordena el relato, probablemente de un modo inconsciente pero no necesariamente aleatorio. Historias planas a veces, historias ocultas, historias que nos dicen más por lo que no se cuenta, historias trágicas, de esperanza, de expectativas e incertidumbre.

Como en un juego de muñecas rusas, la misma consulta tiene un relato en busca de narrador. Desde el primer momento de interacción entre el profesional y el paciente ya hay algo que contar. Podemos repasar mentalmente esa consulta, podemos ponerle palabras que definan posturas físicas, descripciones de gestos, ambientes, sensaciones. Narrar de un modo absolutamente descriptivo y neutro cada instante, tal y como lo recordemos. En el hecho de narrar pueden mostrarse elementos ocultos hasta ese momento, rupturas en la conexión personal, o por el contrario conexiones aparentemente improbables. Podemos tener una sensación de armonía o de zozobra, y podemos identificar los detalles a partir de los cuales surgen esas sensaciones. 

En época de lo inmediato y lo efímero, de datos duros y datos blandos, de formularios y casilleros, la narrativa sigue reclamando su papel como herramienta que nos permite conocer, entender, comprender y ordenar.
Un territorio el de la medicina narrativa muy atractivo para explorar y conocer.


El (interesante) blog de Elena se llama Amantea





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