sábado, 14 de marzo de 2020

Las barreras y el arte.


De todo lo visto esta semana me quedo con el momento en que un padre y su hija entraron a la consulta el otro día.
El es sordomudo, y ella hace de interprete. Tiene siete años.
En uno de los lugares que él frecuenta ha habido alguna persona con un diagnostico de infección por coronavirus. El no sabe si le han llamado o  le han notificado algo porque su deficiencia auditiva y verbal provoca que a veces se pierda llamadas. Todo ello me lo traduce Emma, la niña (de nombre ficticio).
Tras una llamada telefónica y después de una respuesta, amable, empática y resolutiva, la duda queda resuelta. No hay riesgo, Todo en orden. Entonces Emma fija su mirada en la mesa y me pregunta qué le puede pasar a ella si coge el virus. Su padre se da cuenta del momento y le dice a través de los gestos, que no llore, Ella no llora pero me mira, y por un momento, la niña deja de ser la adulta que ha sido y vuelve a ser una niña, Es una mirada con miedo, el miedo más autentico que he visto estos días. Un miedo inocente y desinteresado. Intento explicar, calmar, tranquilizar, y no se si hablarle a la niña o la adulta, No se si se tranquiliza pero desvía la mirada y me pregunta por unos post its de colores que tengo encima de la mesa. "¿Para qué sirve eso?" "Para apaciguar el miedo" pienso. Y se los regalo, Sonríe y me da las gracias varias veces y abandonan la consulta, más tranquilos de lo que han entrado.

Leo en casa La ciudad solitaria, de Olivia Laing, En el tercer capítulo habla de la soledad que puede provocar el lenguaje. Lo hace contando la historia de Andy Warhol, de su infancia, del origen de su familia eslovaca. La barrera del lenguaje que causa a veces vergüenza por sentirse excluido de la sociedad en la que vives. La barrea que incita a la soledad y la soledad que incita a vencer la barrera de la incomunicación buscando otros modos de expresarse. En el caso de Warhol fue el arte. Cuando leo me acuerdo de Emma y de su padre. Espero que en estos momentos donde los códigos y las normas sociales han cambiado radicalmente no se sientan demasiado solos e incomunicados.

Y pienso como tres mundos separados al inicio de ese momento, el sistema, la infancia y la deficiencia sensorial y física, han conseguido conectar y comunicarse. Gracias al arte de Emma, claro.

1 comentario:

  1. Gracias al arte, a la niña que se convierte en adulta y en el adulto que se apoya en la niña, gracias. Años postits de colores y un profesional en el sistema de salud con corazón presente y competencia para la escucha profunda. Eskerrik asko Iñaki

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